Respirar
Los pulmones se llenan de aire, sentís la energía que te da el camino. Seguís viajando, con la vista al frente para saber qué hay delante. Te detenés a tomar agua, mirás atrás y ves el paisaje que dejaste, girás la mirada y observás el que aún te falta recorrer…
Esa temporada en El Chaltén fue mágica. Sentir la brisa en el rostro, el sol, el olor de las lengas, la humedad del bosque con su vida, con sus diferentes energías. Hay algunos cerrados como laberintos, en donde al internarte te encontrás solo y tu mente vuela en silencio, con la compañía del viento y tus propias ideas. Y hay bosques abiertos e inmensos, en los que el cielo y el paisaje te ayudan a liberarte de todos tus temores, a seguir adelante con la vista en el camino y los sueños puestos en las sorpresas que te depara el destino.
Caminar.
En los viajes mandan los pies, el paso a paso, lo que sean
capaces de recorrer ese día. Trekking, le dicen.
Caminar para dejar algo atrás, para recordar un camino, para
encontrarse con uno mismo, para buscar un futuro.
En medio de ese impactante escenario natural santacruceño,
caminar es inspirador. Sentir amor por las montañas, los colores de los
bosques, la comunión de la tierra y tus pasos.
La magia de los paisajes en los que habita el silencio más
hondo. Y tu alma detenida allí, entre el llanto y la risa, en ese estado de
felicidad que sólo la naturaleza más pura es capaz de regalarte.