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Ingrid Grudke: “Hay que atreverse a jugar con la moda”

Ingrid ingresa a nuestro lugar de encuentro y las miradas son todas suyas. Sus medidas perfectas (90-60-90 cm), su caminar, su altura y su belleza no pueden pasar desapercibidas en ningún sitio. Con una puntualidad casi inglesa, nos saluda con una enorme sonrisa, como si nos conociéramos. Se sienta, se saca los lentes y deja ver sus bellos ojos celestes.

Nació en Oberá, Misiones. Hija de colonos alemanes, desembarcó en Buenos Aires hace quince años y desde ese momento su carrera no paró, se convirtió casi de inmediato en una top model y en una de las modelos más queridas por el público argentino.

Trabajadora incansable y profesional disciplinada, a lo largo de estos años ha desfilado para los más importantes diseñadores de nuestro país y el mundo. Hizo campañas para marcas como Versace, Gucci, Armani y Kenzo, entre otras. Pero ella siempre fue por más: incursionó en televisión (como actriz y conductora), y se dio el gusto de hacer cine y teatro al lado de grandes del espectáculo nacional como Nito Artaza, Moria Casán, Jorge Guinzburg y Guillermo Francella.

Creo que es importante que la mujer se anime y se atreva a jugar con la moda, que no le importe lo que diga la otra. Tiene que elegir prendas que la hagan sentirse cómoda con ella misma, que le den seguridad. La combinación de colores ya pasó de moda, hay que atreverse a jugar con ellos".

- ¿Alguna vez soñaste con ser modelo? ¿Cómo te descubrieron?
- No tenía en absoluto la idea de ser modelo. Fue en un boliche en Posadas, yo había ido desde Oberá a visitar a una amiga. Me descubrieron en un scouting que se estaba realizando esa noche, mediante el concurso Elite, el más importante que hay en el mundo. Allí estaban grandes del modelaje, como Ana Paula Dutil, Carola del Bianco y Katya Fux. Ellas se sienten parte de mi carrera, ‘tuvieron ojo’ para descubrirme; me dijeron: “vos tenés que ser modelo”. Y decidí probar.

- ¿Qué requisitos se necesitan para ser una modelo, además de belleza?
- Personalidad, creo que es más importante que la belleza. Hay que saber vender lo que llevas puesto.

- ¿Por qué crees que generas admiración en las mujeres?
- Percibo eso y me encanta porque trabajo para ellas. Yo siempre fui transparente, me mostré siempre como soy, les mostré que trabajo de esto, que soy una ‘vendedora de lujo’ quizás. Muchas veces se sienten identificadas conmigo, me respetan mucho. Uno las transporta a otro mundo: cuando estás maquillada y con vestidos divinos, las llevas a un lugar mágico. Siento que viajan conmigo.

- ¿Cómo ves a la mujer argentina al momento de vestirse?
- Hay un grupo que es atrevido, avasallante, pero en general, la mujer argentina es insegura. Siento que siempre está pensando en qué va a decir la otra, en lugar de vestirse para ella. La moda son propuestas nuevas de creatividad en todo lo que es el mundo del diseño de indumentaria pero nosotros elegimos qué nos gusta ponernos. Hay tantas marcas y tantos diseñadores en la Argentina que cada uno decide lo que quiere ponerse o con qué se siente cómodo. Creo que es importante que la mujer se anime y se atreva a jugar con la moda, que no le importe lo que diga la otra. Tiene que elegir prendas que la hagan sentirse cómoda con ella misma, que le den seguridad. La combinación de colores ya pasó de moda, hay que atreverse a jugar con ellos.

– En general se piensa que el mundo del modelaje es competitivo…
– Para mí no. Es un trabajo difícil porque tenés que tener varios requisitos, mucha conducta y prolijidad. Es un mundo en el que vendés estética y perfección todo el tiempo, pero yo siempre competí conmigo misma, pensando en superarme, en mejorar, en ser una buena profesional, en vender el producto.

– ¿Qué te llevó a incursionar en el cine, el teatro y la actuación?
– Siempre hice lo que quise y siempre seguí mis pálpitos. Me siento muy cómoda en estos ámbitos. En el 2003 salté al teatro de revista, lo que me hizo ser mucho más conocida por el público, más popular. Y pude trasladar luego la actuación a la pasarela: la gente quiere ver algo más en mí, no sólo tengo que mostrar la ropa, soy un personaje cuando desfilo.

- ¿Cómo convivís con la fama?
- Al principio me costó, me resultaba muy raro que supieran todo de mi vida privada, pero me fui acostumbrando y hoy en día me gusta, me divierte. Muchos me dicen que ‘humanicé’ la profesión, que rompí con la imagen distante y fría que se les atribuye a las modelos.

- ¿Qué proyectos tenés para el futuro?
- Me veo cerca de la gente: sé que muchos me siguen, que me disfrutan y se alegran al verme. Esa alegría, esa paz que transmito es lo que no quiero perder. A largo plazo me gustaría seguir vinculada a la moda, produciendo, creando cosas.

– Gracias a tu carrera tenés la oportunidad de viajar por el país y el mundo ¿Cómo ves a la Argentina en materia turística?

– Argentina podría vivir solamente de los servicios que ofrece, tenemos de todo. Creo mucho en este país y conozco la producción de cada rincón. Es verdad que hay muchas cosas que mejorar pero no siempre depende de los partidos políticos, muchas nos corresponden a nosotros como ciudadanos. Al poder viajar por el mundo uno se da cuenta de lo hermoso que es este país, somos una nación joven. Hay que motivar el consumo interno tanto del turismo como de las cosas que se hacen acá, que son productos de calidad. No tenemos nada que envidiar a otros destinos del mundo.

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