Picture of Nancy Luna
Nancy Luna

Un viaje de padre e hija a San Rafael

Un paseo de cuatro días inolvidables por la ciudad mendocina. Un viaje que marcó un antes y un después en nuestras vidas, cargado de anécdotas, recuerdos y abrazos.

Roberto es mi papá. Hoy tiene 77 años y aún le brillan los ojos cuando volvemos a viajar juntos en el recuerdo. Este viaje lo hicimos en noviembre de 2016 y fue para mí uno de los más lindos y emotivos: mi papá se estaba tomando sus primeras vacaciones en toda una vida de trabajo, y había elegido hacerlo conmigo.

Decidió rápidamente el destino: “Quiero ir a San Rafael”, dijo. Amante de las vides y las bodegas, era claramente su lugar de ensueño. Lo recuerdo siempre mirando en televisión distintos programas de viajes donde difundían sus bellezas y gastronomía, imaginando en ese entonces conocer todo aquello alguna vez.

Soy de las que prefiere viajar sola. Me gusta manejar mis tiempos. Sin embargo, este viaje quedará en mi memoria para siempre. Me sentí cerca, muy cerca del hombre más especial de mi vida...

Su decisión me permitió empezar a planificar un paseo que tenía que ser inolvidable para los dos. Decidimos ir en camioneta, la había comprado hacía poco y quería estrenarla, eso lo entusiasmaba.

La vida de mi padre siempre estuvo dedicada al trabajo. Fue el mayor de siete hermanos y cabeza de familia junto con su padre, con quien empezó a trabajar cuando tenía solamente 6 años en una mina. Ya a los 14 era tractorista en la provincia de Córdoba. Las necesidades económicas lo llevaron e emigrar a sus veinte años a Buenos Aires, donde se estableció y formó, junto a mi mamá, “nuestra pequeña gran familia de tres integrantes”, como a él le gusta llamarla.

Duro, exigente como nadie, poco demostrativo pero con valores y principios de vida que logró inculcarme y por los que siempre le voy a estar agradecida. Nunca fuimos muy unidos, pero San Rafael nos permitió encontrarnos, contarnos sueños, anécdotas y empezar a romper esa distancia que nos separó durante toda una vida.

Felices en el imponente Cañón del Atuel.

Nos hospedamos en el Tower Inn Hotel & Suites Casino Spa Convention Center. Para él, el primer impacto: nunca había estado en un hotel y menos en uno tan lindo. La caminata por la ciudad lo dejó maravillado, sus calles amplias, limpias, las arboledas frondosas y la gente amable y siempre dispuesta a ayudar.

Apenas llegamos nos fuimos a visitar la clásica Bodega Bianchi. Nunca voy a olvidar sus ojos mirando cada detalle, era como un niño observando todo. Aprendimos sobre la elaboración del vino y degustamos algunas copitas. Nos divertimos probando todo y compramos, por supuesto, algunas botellas de souvenir.

Para estas alturas, Roberto ya se sentía “como en casa”. Dejamos la camioneta en el garaje del hotel y el resto de los días caminamos.

El Cañón del Atuel lo dejó sin palabras. Y no era para menos, con esa obra maestra de la naturaleza tan imponente, brillando con tanta belleza bajo un cielo azul y soleado. Nos acompañaban en el grupo personas de entre 12 a 90 años, un equipazo inolvidable que la agencia de viajes reunió para esa excursión. Me llevé mil Imágenes grabadas en mi memoria: sentados juntos a la vera del río, comiendo torta fritas, riéndonos, disfrutándonos como nunca antes lo habíamos hecho.

De allí, a El Nihuil y Los Reyunos. El Nihuil es el mayor espejo de agua artificial de la provincia, acumula agua para regadío y para generar electricidad. Para mi papá, estos datos son los que importan, ya que siempre fue un hombre amante de las grandes obras y dedicó su vida adulta a la construcción de casas y edificios siendo albañil. En lo que a mí respecta, tengo que decir que Los Reyunos es mi lugar preferido. Es el dique más lindo de la provincia, su agua de color turquesa contrasta con el color de los cerros de fondo. Una postal que no olvidaremos.

El Nihuil en todo su esplendor.

Y para seguir mimándonos, en donde nos dimos todos los gustos fue en L'Obrador Restaurante de Campo. Su dueño, Daniel Ancina, nos agasajó especialmente -como si supiera de lo especial de nuestro viaje-, con una atención dedicada y comida de primera: una picada de fiambres y empanadas, carne a la masa como plato principal y un flan con dulce de leche y crema que le puso el broche de oro a esta cena de lujo. Por supuesto, esa noche brindamos con champagne. Definitivamente Roberto, mi papá, se lo merecía…se lo merece…

Picture of Nancy Luna

Nancy Luna

Nancy es Licenciada en Comunicación Social y codirectora de Cambio de Aire. De esta manera, pudo fusionar sus dos pasiones: viajar y escribir. Seguinos en nuestro Instagram @cambiodeaire.cda

TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR:

#BeneficiosCDA

Recibí toda la info y descuentos que tenemos para vos!