Tras la pandemia –que aún no ha terminado– la seguridad e higiene son la preocupación fundamental para cualquier viajero. Con la nanotecnología antimicrobiana es posible lograr un turismo seguro y confiable.
¿Cómo se prepara el sector para este escenario? ¿Han incorporado ya las nanotecnologías antimicrobianas, que son el nuevo estándar mundial?
No es casual que la nanotecnología se encuentre hoy en el top five de las industrias con mayor crecimiento en el mundo –también se produce en la Argentina– y que, según la World Nano Foundation, se espere que cuadruplique su volumen en los próximos cinco años.
“Desde la alfombra que vas a poner, los aparatos de higiene en los baños, las llaves térmicas de los tableros eléctricos, todos esos componentes que son parte de un todo son importantes, y en lo que refiere a mantenimiento, seguridad e higiene, son fundamentales”, comentó Ezequiel Barbeito, co-founder de Líquido Guardián, innovador nanorevestimiento que crea una microcapa en objetos y superficies que inactiva virus y bacterias por 12 meses. El especialista destacó que “ya antes de la pandemia empezamos a ponerle atención a productos basados en nanotecnología para casinos, bingos y hoteles, pero la pandemia disparó los tiempos y convirtió a la nanotecnología en una necesidad”.
Aunque parezca ciencia ficción, en los más importantes hoteles y casinos internacionales ya es una realidad, y aún más, es el nuevo estándar en bioseguridad e higiene para el regreso a la normalidad tras la pandemia covid-19. Las principales superficies de contacto (picaportes, pasamanos, cómodas, placares, mesas de luz o, en los casinos, las fichas, tableros, naipes o máquinas tragamonedas) están revestidas con una capa antimicrobiana, de probada eficacia contra las bacterias más peligrosas, hongos infecciosos e incluso coronavirus.
No se trata de los habituales desinfectantes, cuyo efecto es acotado en el tiempo y cuyos olores suelen conspirar contra la elegancia y la hospitalidad. Las nanotecnologías antimicrobianas permiten el tratamiento tanto de superficies rígidas como de telas, colchones, cortinados y almohadones, de manera que forman una capa biocida que no se ve ni se siente, pero que elimina a los microorganismos patógenos más peligrosos por mero contacto físico, sin acción química ni toxicidad para el ambiente y las personas.
Otra característica notable es que esta capa protectora autodesinfectante –nuevamente a diferencia de los métodos de desinfección comunes– mantiene su eficacia biocida resistiendo múltiples ciclos de lavado y de limpieza, llegando en algunos casos a mantenerla por más de un año con una única aplicación. Como en el caso de los conocidos “barbijos del CONICET”, que mantienen su poder autodesinfectante tras hasta ocho lavados, pasados los cuales tienen la eficacia de cualquier otro tapabocas.
El factor ecológico
Los recubrimientos nanotecnológicos utilizables en el área de turismo, además, vienen a reemplazar (y de manera más eficiente) a productos derivados de petróleo, que como tales implican procesos contaminantes tanto en su elaboración como en su uso. “Los recubrimientos antimicrobianos hechos con nanopartículas de óxido de silicio una vez aplicados son muy seguros y carecen de toxicidad, y a nivel mundial aparecen como un salto de calidad en higiene y sanitización; por eso son el nuevo estándar para la reapertura del sector turístico y hotelero tras la pandemia”, sostuvo Barbeito.
Las nanotecnologías antimicrobianas han llegado para quedarse, y en esta reapertura del sector turístico y del entretenimiento tras la pandemia, más que una simple novedad, parecen destinadas a ser el nuevo estándar para vivir más seguros y en ambientes más sanos.
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