La presidenta de la Cooperativa de Mujeres Artesanas del Gran Chaco (COMAR) es la voz de más de 2600 artesanas que buscan llevar su producción al mundo, profesionalizarse y cambiar sus vidas y las de sus familias.
Norma Rodríguez es una mujer wichí que trabaja para empoderar a las mujeres nativas del Gran Chaco. Su lucha se abre paso entre tradiciones ancestrales y costumbres arraigadas en su comunidad, como el machismo y la discriminación.
“Nuestra vida como mujeres indígenas cambió desde que empezamos esta organización, nos unimos, nos defendemos”. Y cuando Norma habla de “defenderse”, lo hace en un sentido amplio: primero debieron romper los estereotipos en su vida cotidiana, con sus maridos, con los hombres de su comunidad, con el pueblo entero. “Cuando empezamos no fue fácil, porque no podíamos salir de la casa, dejar a nuestros hijos, alejarnos de nuestras familias. Hay mucho machismo en nuestras comunidades, en esos tiempos todo lo manejaban los hombres”.


Pero el trabajo en conjunto las hizo aprender, potenciarse. “Ahora, con la organización que tenemos, nos levantamos como mujeres y caminamos solas. Hacemos reuniones, charlamos, nos ayudamos entre nosotras”, cuenta orgullosa. Es que las mujeres de su comunidad no solamente lograron ofrecer sus productos al mundo, sino que se empoderaron en todo sentido. “Antes no sabíamos manejar el dinero, siempre nos estafaban, el cliente le ponía precio a nuestros productos. Pero ahora ya no”.

ahora, con la organización que tenemos, nos levantamos como mujeres y caminamos solas....Antes no sabíamos manejar el dinero, siempre nos estafaban, el cliente le ponía precio a nuestros productos. Pero ahora ya no”.
La evolución de todas ellas marcó un cambio para sus familias y para la comunidad entera, tanto a nivel económico como social.
“Me siento feliz, soy la voz de muchas mujeres que trabajamos en esta organización, cumplí mi sueño”. Y ese sueño tiene más aristas, no termina en este presente sino que marca el inicio de un gran camino. “Más adelante va a haber mujeres jóvenes que seguirán este legado. A las hijas o nietas del futuro, les digo que no bajen los brazos porque nosotras ya podemos hablar”, asegura, y agrega orgullosa: “tengan fuerzas para luchar y defenderse, sigan adelante siempre, como lo hicimos nosotras”.



Las mujeres wichis se ocupan de cosechar la planta de chaguar para luego desfibrar sus hojas y obtener hilos resistentes con los que fabrican artículos de uso cotidiano, como bolsas y cuerdas para las cosechas, y, cada vez más, bellos textiles artesanales como carteras, tapices y cintos que comercializan para vivir.
(*) Los productos de las comunidades Wichí, Pilagá y Qomle’ec llegan al país y al mundo con la marca Matriarca, que comercializa las artesanías de las casi 3000 mujeres indígenas socias del emprendimiento.
AMAE Lounge exhibe en sus salas en los aeropuertos del país estos productos, como una manera de visibilizar el trabajo de las comunidades de mujeres artesanas de la Argentina.



COMAR, la red de mujeres artesanas indígenas más grande de Argentina
(*) Los productos de las comunidades Wichí, Pilagá y Qomle’ec llegan al país y al mundo con la marca Matriarca, que comercializa las artesanías de las casi 3000 mujeres indígenas socias del emprendimiento.
AMAE Lounge exhibe en sus salas en los aeropuertos del país estos productos, como una manera de visibilizar el trabajo de las comunidades de mujeres artesanas de la Argentina.